¿Qué oportunidades se abren al cursar un año escolar en el extranjero?
Salir al extranjero a estudiar en edad escolar es un paso con muchísimas implicaciones, tanto a nivel personal como familiar. Se trata de una decisión que afecta a todo el entorno del alumno o de la alumna y que comienza a gestarse hasta un año antes de su partida. En la mayoría de los casos, incluso antes, ya que suele ser un deseo de largo recorrido del alumnado, que lleva años preparando a sus padres para cuando llegue la edad de acceso. Por el contrario, también existen casos en los que la decisión es más impulsiva, motivada por circunstancias actuales. Aunque otras veces, simplemente, los padres desconocían estas intenciones en sus hijos e hijas y se llevan una buena sorpresa.
En cualquier caso, supone una gran revolución en casa. Un torbellino emocional y un montón de “to dos” que atajar antes de la partida, donde todos deben arrimar el hombro para lograrlo. Por todo esto, en EF somos expertos en preparación: trabajamos durante el año previo mano a mano con toda la familia para afrontar esta experiencia única. Y lo hacemos porque sabemos que, a pesar de toda la “locura” que supone para una casa, todo este esfuerzo vuelve recompensado ¡y con creces!
En la entrada: “¿Qué beneficios tiene realizar un Año Escolar en el Extranjero?” explicamos ampliamente todas las ventajas de cursar este intercambio. Y hoy vamos a ver, más allá de los beneficios: ¿Qué oportunidades ofrece este programa?
¿En qué se traduce la experiencia de estudiar un año escolar en el extranjero?
Al plantearnos un intercambio escolar de este calibre, la primera palabra que se viene a la mente es precisamente: Oportunidad. Sin duda, es una gran ocasión para conocer mundo, entablar nuevas amistades, adquirir confianza y seguridad, madurar, aprender -en el más amplio sentido de la palabra-.
Pero, más allá de todo esto -que no es poco- una estancia en el extranjero, acudiendo a un instituto local, estudiando asignaturas propias de ese país, hablando en inglés (o en un tercer idioma) y viviendo con una familia autóctona, supone poner la primera piedra de un futuro estudiantil y profesional fuera de las convenciones. Así pues, es una de las formas más divertidas y enriquecedoras de engordar el currículum desde una edad temprana. ¿Qué más se puede pedir?
1. Continuidad de formación en inglés. Esta estancia abre la puerta del alumnado más joven a la educación en inglés. Una puerta que muy probablemente quieran seguir explorando al acabar el curso. Bien repitiendo el año escolar en el extranjero, bien accediendo a una universidad del país de origen o de otro país diferente, de habla inglesa.
En este sentido, la familia de acogida y las amistades son un pilar fundamental para guiarles y conectarles con las opciones a su alcance, y también para descubrirles la pasión por el idioma y despertar en ellos y ellas el interés por continuar aprendiendo.
2. Ventaja profesional. Como comentábamos, tener conocimientos de inglés es especialmente determinante para el panorama laboral. Tener un buen nivel de idiomas es una ventaja en sí misma a la hora de buscar trabajo en cualquier sector y, por supuesto, es una tendencia al alza de cara al futuro. Si a esto le añadimos que no se trata únicamente de un buen nivel de inglés, sino que es un perfil que se desenvuelve perfectamente en esa lengua, los puestos de trabajo a los que estos estudiantes podrán acceder se multiplican.
Porque un curso escolar en el extranjero no se limita a atender clases en un instituto de otro país, sino que es una inmersión completa en la vida en ese lugar durante un curso académico completo. Es vivir otra vida con una familia distinta y en un hogar diferente. Y es adaptarse a esa vida de forma rápida y de lleno. Un curso escolar en el extranjero es, al fin y al cabo, una demostración de madurez y de adaptación, de ser multitarea y estar capacitado o capacitada para desenvolverse en cualquier ámbito.
Además, EF cuenta con su programa de Ambassadors, una ocasión para convertirse en expertos de EF con acceso a beneficios exclusivos, puntos que se pueden canjear por próximos viajes o excursiones en viajes ya planificados e, incluso, trabajar ayudando al equipo de Marketing de EF. Es una oportunidad que permite conectarse y aprender de otros Ambassadors de todo el mundo en los diferentes eventos nacionales e internacionales que organiza la escuela a lo largo del año.