Encontrando el amor en el extranjero
HISTORIAS DE SAN VALENTÍN: ENCONTRANDO EL AMOR EN EL EXTRANJERO
El 14 de febrero, San Valentín, ese día en que el mundo parece teñirse de rosa para algunos y, para otros, un poco más de gris. Pero como nosotros tenemos “la vie en rose”-como uno de nuestros colores corporativos y como mantra-, hoy algunos exalumnos nos contarán historias que derretirán el corazón a aquellas personas que ya están en las nubes y que harán creer de nuevo en el a amor a aquellas que no tanto. Porque en EF no sólo enseñamos idiomas, sino que también tenemos record en juntar parejas y, sino, que se lo digan a ellas. Descubre con nosotros algunas de las historias de ex-alumnos encontrando el amor en el extranjero
En “Encontrando el amor en el extranjero”, utilizaremos pseudónimos para mantener anónimas a las personas implicadas en todas estas historias
CONTINUARÁ
“Estuve dos semanas con EF. La primera semana hice muchos amigos y conocí a un francés que, al principio veía sólo como a un amigo, aunque yo sabía que le gustaba porque me lo habían dicho. Pasábamos mucho tiempo juntos y la cosa fue evolucionando.
Un día fuimos a unos baños turcos y me empezó a gustar un poco más. Me hacía reír y era muy bueno conmigo.
El último día, un viernes por la noche, fui a cenar con mis amigas y por la noche él se iba de madrugada, por lo que me dijo de subir a su habitación para despedirnos. Como ya se había pasado la hora en que estaba permitido salir de la habitación, intenté subir pero me pillaron los monitores. A la media hora, alguien llamó a mi puerta, era él. Me abrazó, nos hicimos unas fotos y se fue para abajo. Luego mi amiga me contó que él había estado preguntando dónde estaba yo desesperado por poder despedirse de mí. El bus con el que se iba paró delante de la residencia y él me vio (estando ya dentro). Me hizo la forma de un corazón y me dijo algo de amor. Y a partir de ahí, hasta día de hoy, seguimos hablando y, supuestamente, este año nos vamos los dos a malata, a ver si pasa algo más.”
SUMMER LOVE
“Verano de 2018 en Malta.
Para no poner nombres diremos que había el personaje A, que era mi amigo, el personaje B, mi otro amigo que me tiraba la caña ligeramente, y el personaje C, el rollito de verano.
Después de pasarme una semana escuchando a mis dos amigos A y B hablando de chicas guapas, decidí decir que había un chico que me parecía muy guapo (el chico C), y resulta que iba a clase con A, por lo que me lo presentó.
Hicimos grupo con C y su amigo y durante esa semana e íbamos quedando. Visto en perspectiva era gracioso porque C se ponía celoso cuando le hacía más caso a B.
Un momento que me sigue haciendo mucha gracia es cuando estábamos en la playa y B se quedó sopa mientras le rascaba el pelo, por lo que C cuando tuvo oportunidad se tiró encima de B y lo despertó. Pero no entraremos en anécdotas.
El chico C se iba esa semana. Durante su penúltima noche, al despedirnos me preguntó si le daba un beso, y se lo di en la mejilla. Él se rió y me dijo que así no, por lo que le acabé dando un pico.
Long story short, durante su última noche en Malta me dijo que le gustaba, acabamos en la playa mirando las luces de la ciudad reflejadas en el mar.”
¿SÓLO AMIGOS?
“Desde el primer día me lleve un montón con un chico japonés, yo le veía como a un amigo, sin embargo, mi roommate –que también era de Japón—me explicó que actitudes que, a mi parecer sólo eran amistosas, para alguien de su cultura significaban mucho más.
Una noche, estábamos en la playa cuando, de repente, se me lanzó. No sé en qué momento pasó, pero acabamos besándonos. Para colmo, al día siguiente íbamos de excursión y nos pasamos en el bus 10 horas juntos). A partir de ese día hasta el día en que me fui (es decir, durante una semana aproximadamente), estuvimos “juntos”. Me propuso tener una relación y, obviamente, le dije que no porque vivíamos muy lejos el uno del otro y porque, en el fondo, yo le seguía viendo como un amigo.
El día en que me fui, vino al aeropuerto con una postal y unos regalos de despedida. A día de hoy, aunque al principio seguía insistiendo en estar juntos y yo le rechazaba, somos amigos y nos llevamos súper bien.”
VIVIENDO EN UNA PELÍCULA DE HOLLYWOOD
“Durante la SuperBowl hicieron una fiesta en el vecindario. Yo fui con mi host family y había una vecina con un hijo (M). Estuve hablando con él hablando toda la noche. Me pido el Instagram y me pidió ir a un partido de hockey (normalmente se invita a la novia a ver el partido). Ahí había un grupo de amigas que empezaron a preguntarme y les conté todo. Al final del partido, las amigas fueron a hablar con él para preguntarle. Y cuando ya terminó, vino con su camiseta de hockey, nos hicimos una foto y me preguntó de salir con él el tiempo que estuviese ahí. Me regaló su camiseta de hockey, regalo típico de los jugadores hacia sus novias. Se venía a mi casa todos los días, con “mis padres” que también eran amigos de los suyos. Hacíamos muchas comidas y cenas juntos.
Cuando ya me fui, decidimos cada uno seguir con su vida porque era imposible mantener una relación a distancia. Aún y así, sigo conservando todos los detalles que me dio y guardo un muy buen recuerdo. Viví la experiencia de película de Hollywood.”
CITA DE SAN VALENTÍN
“En febrero del año pasado fui a Bournemouth. En mi calse había un chico con el que casi no había hablado. Un día, estábamos buscando el Instagram de una chica y se lo enseñé. A parti de ahí empezamos a hablar cada día y ahí surgió “nuestro amor”. El día de San Valentín lo pasamos juntos y fue súper bonito. Sin embargo, al día siguiente tenía que volver a su casa.”
UNA FAMÍLIA
“Llevaba ya un par de meses en Nueva York cuando llegó un chico nuevo. Se integró en nuestro grupo en seguida. Con el grupo estábamos juntos todo el día, excepto cuando íbamos a clase. Salíamos por Manhattan, paseábamos por el bosque cerca de la residencia, nos pasamos el día riéndonos. La verdad que al principio no me planteé tener nada con él. Me hacía reír muchísimo y al final la cosa fue avanzando a algo más.
Vivíamos en una burbuja. Pasé el mejor cumpleaños de mi vida con él y mi grupo de amigos. También pasamos las navidades juntos, con mi mejor amiga.
Al final tuvo que volverse a su país. Sin embargo, en unas vacaciones que teníamos pillé unos billetes y me fui a verle.
A día de hoy, sigo manteniendo contacto con él y, aunque ya no nos sentimos de esa manera, ahora se ha convertido en uno de mis mejores amigos. Siempre voy a estar agradecida por la gente que me ha traído a la vida esta experiencia con EF, porque mi verdadera historia de amor, no fue él en concreto, sino la familia que creamos todo el grupo.”
Como éstas, hay mil hisotrias más de estudiantes encontrando el amor en el extranjero. ¡Han habido parejas que se conocieron en EF que han llegado a casarse! Si tú también estás abierto al mundo y a encontrar el amor; escoge tu destino ideal, apúntate a uno de nuestros programas de idiomas y viaja con nosotros para tener tu propia historia de amor.